Sociedad Española de Dirección y Gestión
de los Laboratorios Clínicos
IX Reunión
Marbella, 16-18 de febrero de 2005
Resumen-24

Análisis de costes derivados de la adhesión al protocolo de diagnóstico de Síndrome Coronario Agudo en la urgencia hospitalaria.
Fernández González R, del Amo del Arco N, Martínez González R, Mayoral M, Ceña Gómez L, Miravalles González E.
Unidad de Gestión de Análisis Clínicos. Hospital Universitario de Getafe. Madrid.

Introducción. El diagnóstico de Síndrome Coronario Agudo (SCA) se hace difícil en el Área de Urgencias puesto que comparte clínica con otras patologías diferentes. En este caso, la existencia de protocolos y guías diagnósticas ayuda al clínico que se enfrenta a un paciente con dolor torácico.

En el Hospital Universitario de Getafe existe desde el año 2000 un protocolo pactado entre el Servicio de Bioquímica y la Unidad de Urgencias, avalado también por el Servicio de Cardiología que surge a partir de las nuevas recomendaciones sobre el diagnóstico de SCA: si el dolor es de menos de 4 horas se solicita mioglobina (troponina T como prueba refleja), si es de entre 4 a 8 horas, mioglobina y troponina T y si es de más de 8 horas, troponina T. Este protocolo resume las recomendaciones de organizaciones científicas tanto del campo del Laboratorio (IFCC, NACB) como de la Clínica (American Heart Association, American College of Cardiology, European Society of Cardiology), Sociedad Española de Cardiología.

Objetivo. Valorar el grado de adhesón al protocolo pactado entre el Servicio de Bioquímica y la Unidad de Urgencias y el gasto o ahorro que supone para el Laboratorio de Urgencias la incorrecta utilización de dicho protocolo.

Material y métodos. Se estudiaron los formularios de solicitud enviados desde el Área de Urgencias en los que se solicita la cuantificación de marcadores cardiacos durante un mes en 2004 (n=501; pacientes=392). Además se compararon los datos obtenidos con los analizados en años posteriores (2001 y 2003).

Resultados. Se ha valorado el que se refleje o no en el formulario de solicitud el tiempo de evolución de los síntomas del paciente así como la adherencia al protocolo según el intervalo horario, además de la acción correctora del Laboratorio a la hora de ajustar las solicitudes al protocolo.

De estudios nuestros anteriores se deriva que sólo el 31% de los casos hace constar el tiempo de evolución en 2001, en 2003 es el 16%, y en el 2004 solo el 2%. De éstas, el 10% (2001), el 3% (2003) y 0.2% en 2004 había seleccionado bien los marcadores para ese rango de tiempos.

De las 659 pruebas realizadas en 2001, el 46 % corresponde a TnTc, 26 % a Mioglobina, 22 % a CK y sólo el 6 % a CK-MB. En 2003 aumentó la demanda (1140) y disminuyó el número de determinaciones realizadas en el laboratorio, sobre todo la disminución en el número de CK y CK-MB realizadas.

En 2004 se solicitaron 1511 determinaciones, de las que se realizaron 1252 (disminución de la carga de trabajo del 17.14%). Estas se reparten en: CK 30% (10.8% menos de lo solicitado), CK-MB 12% (58.7% menos de lo solicitado), TnTc 37% (las mismas que se solicitaron) y mioglobina 21% (0.8% menos de lo solicitado). Sin embargo, en caso de que el laboratorio hubiese modificado las solicitudes para adecuarlas al protocolo, no se habrían realizado ni CK ni CK-MB, debería aumentar el número de TnTc en un 6% y el de mioglobina en un 88.9%.

A este respecto, la intervención del laboratorio ha ahorrado un 2.15% en gasto económico frente al que supondría haber realizado todas las determinaciones solicitadas. Por otra parte, en caso de adecuar la demanda al protocolo, el gasto del laboratorio se habría incrementado en un 20.1%, fundamentalmente debido a la ampliación en el número de mioglobinas que no se solicitaron inicialmente por los clínicos.

Conclusiones. La evidencia demuestra que el cumplimiento de los protocolos implantados requiere de un seguimiento muy intenso para su correcta utilización y que la motivación de los médicos que demandan las pruebas ha de recaer en los facultativos de los laboratorios para hacer una buena utilización de los recursos. Además al personal del Laboratorio le surge la duda de hasta qué punto puede intervenir en la adecuación de la demanda al protocolo puesto que incluso en ocasiones en que se han realizado las determinaciones acordes con el protocolo, el mismo clínico ha solicitado telefónicamente la ampliación de CK y CK-MB. Y no solo eso, sino que de nuestro análisis se desprende que el gasto en pruebas ampliadas por el mismo laboratorio para completar las solicitudes sería mucho mayor que el gasto actual, aunque tal vez el rendimiento diagnóstico mejoraría considerablemente tal y como indican las guías de práctica clínica de las Sociedades Científicas implicadas.